martes, 18 de junio de 2013


ZAPATERIA ZPEED

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¡


                      Unos pequeños con gran corazón.
Unos pequeños ratoncitos jugaban alborotados en un verde campo. Con tanto ruido no se dieron cuenta de que por allí muy cerca se encontraba untigre descansando. Fue tanto el enojo del tigre por haberse despertado, que sin pensarlo dos veces se lanzó sobre los temerosos ratones.
Los ratones suplicaron por su vida rogando que no se los coma. Ante tantas súplicas, el tigre accedió diciendo: “Bueno, bueno, como acabo de cenar hace poco, los dejaré libres pero si me molestan de nuevo, no dudaré en convertirlos en mi desayuno”.
Los ratones respondieron: “Gracias señor tigre, le prometemos que no se arrepentirá y que le devolveremos el favor algún día”.

El tigre se fue riéndose y pensando: “¿Cómo es que siendo tan pequeños me podrán ayudar algún día?”
A la mañana siguiente, los ratones jugaban como siempre alocados con las frutas del bosque y con su hula-hula pero con más cuidado para no molestar al tigre. De pronto escucharon unos gritos que les llamó la atención. Fueron todos a ver qué sucedía y vieron al tigre que colgaba de unas redes; había caído en una trampa.
El tigre vio que su amigo el oso pasaba cerca y le dijo: “¡Oso, ayúdame por favor que ya vienen los cazadores y me van a llevar!” El oso se asustó y se fue corriendo para que los cazadores no lo atrapen a él también. Los ratoncitos que estaban mirando al tigre le dijeron: “Nosotros le podemos ayudar señor tigre”. El tigre triste porque pensaba que ya era presa segura de los cazadores, les dijo sin ganas: ”está bien ratones, hagan lo que puedan antes que vengan los cazadores y me lleven. De todos modos ya me resigné.”
Los ratones empezaron a morder la red hasta que se rompió y por fin salvaron al tigre. Esta noble acción dejó meditando al  tigre gruñón ya que él pensó que los ratones lo dejarían allí para que no vuelva a ser un peligro para ellos. Desde entonces fue un gran amigo de los ratones y entre todos ahora se cuidan para que nadie les haga daño.

   
No debemos menospreciar a los demás como hizo el tigre con los ratones. Todos somos importantes y debemos respetarnos.
Tampoco seamos desagradecidos. Seamos como los ratones del cuento.